El consumo de carne vacuna en Argentina ha alcanzado su punto más bajo en las últimas tres décadas, según alertó Miguel Schiariti, titular de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA). Esta caída drástica se atribuye principalmente a la pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos, afectando tanto la compra de carne como de otros alimentos básicos. Schiariti destacó que, a diferencia de crisis anteriores, los argentinos han optado por productos sustitutos más económicos como el pollo y el cerdo, en lugar de la tradicional carne vacuna.

En una entrevista con Radio Mitre, Schiariti subrayó que la disminución en el consumo no se limita solo a la carne, sino que abarca a todos los alimentos en general, reflejando así la grave situación económica que atraviesa el país. Comparando con crisis pasadas, Schiariti mencionó que durante la crisis de 2001, la carne vacuna fue reemplazada por carbohidratos como fideos y lentejas, mientras que ahora los argentinos prefieren proteínas animales más asequibles.

El precio actual del kilogramo de carne vacuna, que ronda los siete mil quinientos pesos, ha llevado a muchos consumidores a optar por tres kilogramos de pollo o dos kilogramos de pulpa de cerdo por el mismo valor. A pesar de esta tendencia, Schiariti señaló una ligera mejoría en la industria frigorífica vacuna durante mayo en comparación con el mes anterior, aunque aún por debajo de los niveles del año pasado. Esto se debe a factores climáticos adversos que afectaron la disponibilidad de animales para faenar este año, complicando aún más la situación del sector.

En resumen, la crisis económica actual en Argentina ha transformado los hábitos de consumo, con una marcada preferencia por proteínas animales más económicas como el pollo y el cerdo, en detrimento de la tradicional carne vacuna.

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